
Resulta que después de todo la vida esta plagada de senderos, por llamarlo de alguna manera, los cuales no podemos ver ni palpar de ninguna forma, pero ahí están. Cada uno tenemos los nuestros, al igual que también tenemos una forma de caminar por ellos. Hay gente a la que le gusta disfrutar del paseo y caminan despacio para aprovechar al máximo la experiencia. Por otro lado, hay para quien los senderos son solo un lugar por el que pasar fugazmente y a tanto llega este pensamiento que también hay personas que los recorren a gran velocidad con el animo de ver cuanto más mejor. Si nos paramos a pensar un poco en esto, resulta que es más interesante de lo que parece a simple vista y desde luego más difícil de entender, o al menos a mí me lo parece. Había estado pensando prácticamente desde siempre que estos caminos eran las partes aparatosas de nuestros objetivos (una especie de pasos previos que tenemos que hacer a la fuerza, por que nadie regala nada a fin de cuentas), y por lo tanto no podía haber nada en este mundo que fuese más nuestro que el sendero que seguimos. Pero con el paso del tiempo me he dado cuenta de que igual que hay muchas personas con un objetivo en común, también hay muchos caminos comunes a diferentes personas. Y siguiendo un poco con la metáfora de los caminos, ¿si una pequeña ruta se vuelve mas transitada con el tiempo no se incrementa su dimensión para hacerla más fácil de transitar? Acabaría así siendo una carretera para que más de uno pudiese ir sin quejas y con tranquilidad, cada uno a su ritmo.
Afortunadamente hasta el año pasado siempre había circulado por estas carretera de objetivos con mis conocidos, e incluso tuve la misma suerte de ir a la misma velocidad que ellos. Pero de repente un día me salí por la cuneta, me quede tumbado en el suelo observando lo cruel y frustran te que puede ser el mero hecho de quedarte aparcado a un lado viendo como los demás avanzan. Ahora sé que nuestras carreteras podrán cruzarse o pasar cerca, quizás en una intersección o en un puente volvamos a tener el mismo sentido durante un breve lapsus de tiempo, pero la dirección no será la misma nunca mas, y menos aun nuestros destinos. Gracias a los pequeños imprevistos que ofrece la vida comprendí (o al menos algo mas de lo que ya sabia) la importancia de tener nuestros objetivos y perseguirlos a nuestra manera, que aunque esto lo pasemos por alto en el día a día es lo que más echamos de menos cuando nos privan de ellos.

Esta metáfora de las carreteras creo que ayudará a entender mejor lo que pretendo expresar y además no esta carente de cierto humor amargo. Me refiero a que las elecciones deben tomarse apenas sin parar a pensar, por que nuestra vida y la circulación de nuestras carreteras no va a pararse por un individuo. Somos actores con papeles secundarios en el pasado pero tenemos el papel principal en el presente. Siendo así, prácticamente no tenemos opción, o continuamos con nuestros caminos hasta llegar a las elecciones o simplemente salimos de ellos. Pero esto me despierta dos preguntas, ¿cómo vivir una vida carente de objetivos si decidimos caminar fuera de los caminos? ¿Que sentido tienen los caminos después de todo si cada objetivo alcanzado abre nuevas elecciones que casi con total seguridad nos alejaran de nuestras amistades?
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